lunes, 26 de octubre de 2015

MI FE


Un jardín custodiado por ortigas
donde ruedan las ramas contra el viento
y, huele, apenas, a arena y a mar, el roce dela hierba.
Es el paso de la fuga que se enreda con las algas,
dispersas en ráfagas de sal…
Nuestro frágil reino se retrae en penumbras,
en endebles penumbras fantasmales.
Las lluvias del diluvio lavaron nuestras rosas,
escurrieron el agua en las piedras de la fosa
conteniendo la imagen de la historia !!
Que mas da? Si bajo los pies de la memoria
hay un repertorio de legionarios de las sombras.
¡¡Amor!! La hoguera del mundo delibera
y sopesa, sabiamente,
el debe y el haber de nuestra gloria.
El último planeta imaginado
redime con su luz nuestras perniciosas plagas.
Bestias enardecidas de furia desatada,
habitando la región de la ignorancia…
¿¿Que puedo esgrimir en mi favor??
¿¿Que puede aducir mi voz que aclama ??
¡¡No!! No hay nada!!!
¿Nada? ¡¡Nada mas que Jesús
preservando mis pisadas !!!
¡¡Nada mas que El, esfinge de mi Fe
Que mi fe proclama.

POR MI




Por mi, la niebla y la llovizna
y una noche de sábado de invierno.
Por mi, la piel, casi furtiva,
arrebatandole caricias a los sueños.
Un jardín. desvelado de amapolas,
llora la suerte de imprevistas excepciones
-suerte de muerte accidental-
trenes partiéndose en las estaciones,
noche de estrellas, donde se estrellan los aviones.
Noche de sirenas, de ambulancia, de hospital.
Noche, cayéndose, quebrada por las sombras,
como se quiebra una copa de cristal.
Duendes, que dignifican el lenguaje
del recuerdo, trepándose a una piedra
o ahogándose en el mar.
Burbujas del asfalto que lastiman,
se prenden, nuevamente, de mis pies.
Por mi, la niebla y la llovizna
y este lánguido mañana-tablero de ajedrez.
El vértice de fugas estelares,
descargas de metrallas, me matan otra vez.
La muerte, sumándose a la herida
de veinte muertes mas, que me lastiman.
El golpe y la estocada, y de nuevo este caer
balanceándome en la esquina del querer y no poder.
Pero el debes, debiste, deberías,
confunden las vocales y los días.
Y no hay hadas, ni duendes, ni mágicos
hechizos. Ni milagros. Mi carroza
es una antiguacalabaza sin caballos